5 abr 2011

Pausas naturales



Enterradas entre capas de interludios aburridos y resignados las esperas nos sirven para valorar de nuevo nuestras actitudes y suposiciones inconscientes. La lluvia, por ejemplo, todo el mundo considera que la lluvia como algo restrictivo en vez de redentor. Y a menos que hayas tenido que dejar tu casa por un diluvio o una inundación, sería interesante recuperar el encanto de los días lluviosos.
Piensa que la lluvia, desde las primeras gotas de una llovizna suave hasta la tormenta es una compañera permisiva. La lluvia aporta serenidad a nuestros empeños diarios porque nos ralentiza, o eso debería hacer.
Re descubrir el esplendor de la lluvia a través de los sentidos es una manera estupenda de hacer un reajuste en la actitud.
Contemplar una tormenta desde el sofá, desde una silla junto a la ventana, un asiento o desde la cama, sobre todo cuando el cielo oscurece, es emocionante; mirar a través del prisma de las gotas de lluvia arranca sonrisas tan maravillosas como el arcoiris en el cielo. Abrir un poco la ventana para escuchar la melodía es tan relajante que son sonidos recomendados para insomnes. Dormirse acunado por las gotas de lluvia que caen persistentemente en el tejado es sublime.
Cuando te sorprende la tormenta fuera de casa ¿qué haces? ¿te mojas o te permites sentir la lluvia en tu piel? Respira la fragancia de la lluvia antes de cerrar la puerta a tu espalda. La lluvia huele distinto en el asfalto, en el jardín, en el campo o en la playa.
La lluvia primaveral huele a limpio y a tierra; la fragancia de la lluvia de verano es intensa y especiada como un incienso.
Uno de los mayores deleites es llegar a casa empapado por completo, desnudarse, tomar una ducha caliente y ponerse la pijama y unos calcetines.

Esperar nos obliga a prestar atención al momento presente de la vida, haga el tiempo que haga, nos guste o no. Los días de lluvia son poderosos alicientes personales que nos recuerdan que, en nuestro deseo de realizar muchas cosas cada día, apreciamos muy poco las pausas naturales.

24 jun 2010

Verano


La nueva fragancia de la libertad está en el aire.
Disfruta de lo inacabado, de lo improvisado, de lo gloriosamente imperfecto.
Disfruta del crepúsulo de los días de verano, baila con las luciernagas, guiñale un ojo a la luna. Disfruta el solsticio, el comienzo del verano.
Deja que las pinceladas de cada día revelen la belleza incomparable de tu tranquilidad. Los momentos que antes te parecían cotidianos ahora están llenos de gracia.

12 jun 2010


Redescubrir el mundo es tranquilizador y reconfortante. De repente todo cobra sentido.
Desde las fuentes, las bicicletas o los murmullos de las personas que podemos encontrar en un parque, los sonidos que lo envuelven son identificados uno a uno, los coches que pasan por la calle, el canto de los pajaritos tienen un sonido distinto si los escuchas de verdad, igual que los llantos de un bebé, las risas de los chicos, las mujeres con zapatos de tacón.
A veces, cuando vas de paseo por el parque, si te detienes a escuchar puedes notar la diferencia entre el cantar de un pájaro y otro, el sonido del agua de una fuente, el susurro del viento que se transporta entre los árboles. Estando en tu casa, es magnífico en tiempo de lluvia, el tamborileo sobre el tejado mientras te acurrucas para descansar un momento por la tarde.
Salir a escuchar mientras paseas es divertido. No tienes que ir muy lejos, con ir al parque mas cercano o dar una pequeña caminata es suficiente. Puedes salir al patio de tu casa y escuchar. Ni siquiera tienes que salir de paseo para oír cosas, siempre hay sonidos por todas partes. Lo único que tienes que hacer es callar y escuchar...

27 may 2010

Un Corazón...


Anhelamos estar en contacto con la vida, tocar y ser tocados, en cambio nos asusta que cualquier cosa nos alcance. Asustados de que la vida se nos acerque demasiado, la mantenemos alejada, pero estar "fuera de contacto" nos enferma, el tacto nos cura. No debemos temer el contacto; lo que deberíamos temer es su ausencia.
A menudo cuando nos parece que hemos perdido contacto con la realidad o con nuestra propia persona, se debe a que tiran de nosotros en muchas direcciones diferentes. Los antiguos creían que cuando esto ocurría, la persona tenía que detenerse en algún sitio a fin de recuperar las partes dispersas de su alma, Lo mejor era poner los pies desnudos en la tierra y respirar profundo, sentir la tierra en contacto directo con nosotros (un espacio con pasto funciona muy bien)y recordar mientras meditas que la energía amorosa y fuerte es la misma que fluye en nuestro interior.
Cuando estés tan agotado que la vida te parezca una experiencia abrumadora o triste, prueba hacer este ejercicio al aire libre, por la tarde, sintiendo el viento y los últimos rayos de sol, o de noche, bajo las estrellas o en luna llena, no necesitas a nadie más, solo tu en conexión con la tierra, descubre tu interior, si estás triste, molesto o algo te incomoda, deja que el viento o la noche se lo lleve, deja que la tierra te llene de paz, te sentirás mejor...

19 may 2010

Estás en casa cariño...


"La casa a la que pertenecemos" es una antigua metáfora celta para designar el cuerpo como casa terrena de nuestra alma.
Todos tenemos una casa a la que pertenecemos, que nos aguarda. Espera que la construyamos, que la encontremos, que la reformemos, que la limpiemos..."

11 may 2010

ocaso


Cuando un guerrero no es feliz ante la puesta del sol, algo está mal.
En ese momento, interrumpe el combate y va en busca de compañía,
para asistir juntos al atardecer, si le resulta difícil encontrarla,
se pregunta a sí mismo:
¿He tenido miedo de acercarme a alguien?
¿He recibido afecto y no me he dado cuenta?...